GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español del Posromanticismo nacido en Sevilla un 17 de febrero de 1836. Como muchos de los grandes, en vida sostenía cierta fama pero después de su muerte es cuando se alza a la inmortalidad como uno de los más prestigiosos poetas, escritores y novelistas de todos los tiempos.

Era hijo de nobles que inmigraron desde Moers, Alemania, y aunque los Béquer ostentaron un gran status desde su llegada en 1588, en las primeras décadas del s. XIX se fue diluyendo el patrimonio familiar hasta el punto de no poder vivir de las rentas, aunque su orgullo y el recuerdo de su ilustre ascendencia siempre continuó intacto.

José Domínguez Insausti, padre de Gustavo, retomó el apellido Béquer de su familia paterna para firmar su obra, haciendo honor a sus orígenes, siendo considerado como uno de los pintores más destacados de su tiempo a pesar de su fallecimiento a los treinta y seis años de edad por un paro cardíaco. Gustavo tenía cinco años.

Seis años más tarde fallecía Casta Esteban Navarro, madre de Gustavo, por la misma causa.

Al principio, Gustavo y sus hermanos fueron acogidos por su tía materna, María Bastida, después de cerrar el Colegio Naval de San Telmo donde estudiaban. Tras la muerte de su hermano Ricardo y la partida de otros dos hacia Cuba, Gustavo se acercó más a su otro hermano, Valeriano, siendo acogidos por su madrina Manuela.

Ya por esta época, ambos hermanos pasaron a estar bajo la protección de Joaquín Domínguez Bécquer, también pintor como su primo y padre de Gustavo. Siendo afamado por su obra, sobre todo en la restauración del Alcázar de Sevilla, Joaquín inculcó a los hermanos el amor por el arte y la pintura, algo que recaló sobre Valeriano, que tomó el apellido Bécquer para firmar sus obras como Valeriano Domínguez Bécquer, y no tanto sobre el propio Gustavo, que continuaba absorbiendo literatura en la nutrida biblioteca de su madrina.

En ella, Gustavo devoraba los cásicos de Horacio y Shakespeare. También sus contemporáneos José Zorrilla, Víctor Hugo, Lord Byron o Walter Scott.

Gustavo empezó a publicar en varias revistas sevillanas en 1853, comenzando algunas de sus leyendas como “Masese Pérez el organista”, ambientada en su Sevilla natal.

Al año siguiente, en 1954, Gustavo se traslada a Madrid con treinta duros en el bolsillo que Joaquín Domínguez Bécquer le había dado. Junto a sus amigos Julio Nombela y Narciso Campillo, con quienes comenzó a componer versos en Sevilla, Gustavo intentaba abrirse paso en una ciudad que poco tenía que ver con el colorido de su tierra, aunque fueron tiempos difíciles en los que también dependía de las ayudas económicas que su hermano Valeriano traía de aportaciones de Joaquín Domínguez Bécquer.

A las dificultades económicas se sumó el revés de la enemistad que estalló con Campillo, aunque esto propició que Gustavo y Nombela se unieran a un conocido del Colegio de San Telmo para formar un trío de escritores que comenzaron a realizar biografías y otros trabajos, incluidos varios escritos sobre templos de Toledo que, posteriormente, inspiraría a Gustavo en varias de sus leyendas.

Los tres escritores comenzaron a ganar algo de fama, cada uno por separado pero todos juntos, nada especial ni relevante.

En 1861 se casó con una soriana, Casta Esteban Navarro, teniendo tres hijos con ella.

En el verado de 1070, según Julia Bécquer, su padre Valeriano enfermaba del hígado y fallecía el 23 de septiembre, lo que fue un golpe emocional muy fuerte para Gustavo.

Tras un viaje Toledo en el mes de diciembre de 1970, Gustavo cayó gravemente enfermo. Es posible que su enfermedad estuviera relacionada con una ola de frío que tuvo lugar en toda Europa. El día 6 de diciembre cayó una gran nevada en Madrid y las temperaturas eran muy gélidas. El día 10, Gustavo seguía en cama. El día 22 de diciembre hubo lluvias torrenciales que inundaron varias calles de la ciudad, a las que siguió una gran nevada más ostentosa que la del día 6. Bécquer no pasaría de ese día y fallecía a la edad de treinta y cuatro años.

Amigos de Gustavo dieron a conocer la noticia lanzando una convocatoria para ayudar económicamente a las viudas de ambos hermanos, además de comenzar a recopilar la extensa obra, publicada o no, para crear una recopilación de las Rimas agrupadas en el Libro de los gorriones y lo mismo hicieron con la prosa.

La primera edición de Rimas y Leyendas fue en 1871 por el precio de 28 reales, con un prólogo de Rodríguez Correa, y contaba con dos volúmenes que se amplió a tres a partir de la quinta edición.

En 1915 ya se habían publicado ocho ediciones, a pesar del surgimiento de las nuevas tendencias literarias a finales del siglo XIX y principios del XX, de las que el propio Bécquer fue considerado como iniciador.

Aquí empieza la leyenda más intrépida de Gustavo, la que nuna escribió ni esperó. Aquí dio inicio su propia leyenda que catapulta al poeta románico hasta nuestros días como precursor de la poesía contemporánea española.

Gustavo Adolfo Bécquer fue enterrado el 23 de diciembre de 1870 en Madrid. El 9 de abril de 1913 se trasladaron por tren a Sevilla sus restos y los de su hermano para ser sepultados en la cripta de la universidad que recibe el nombre de Panteón de Sevillanos Ilustres.

Pero el deseo de Gustavo siempre había sido y manifestado en vida que fuera enterrado en Sevilla junto al río Guadalquivir.

Fue en 2013 cuando, por fin, fue colocado un cenotafio dedidado al poeta en el Parque del Alamillo de Sevilla, junto al río Guadalquivir, para que se completara un círculo de vida.